Bienvenidos...

Los calendarios muestran que andamos en el año 2011… Siglo XXI escuchamos por ahí… El tiempo es implacable y no se detiene… Y entre tantas, tantísimas evocaciones, en mi reminiscencia brilla una en especial. Se las confío: en aquellos lejanos días, cuando de niño soñaba en el pupitre, con ojos despiertos y dormidos, que en esta época que hoy nos toca vivir, andaríamos en astronaves rumbo a otros planetas… Que nos haríamos amigos de seres de distintas galaxias… Y sobre todo que viviríamos en un mundo donde la paz reinara... Aquella quimera, terminaba justo cuando escuchaba el espeluznante grito de la profesora que me despertaba para que prestara un poco de atención a la clase.

Este blog lo dedico a todas aquellas personas que tratan de convertir este mundo en un lugar mejor para vivir.


sábado, 12 de febrero de 2011

Décima tercera semana. 09, 10 y 11 de febrero de 2011.

“La mejor pedagogía de la democracia es una escuela efectivamente democrática, donde los niños no sólo aprendan conceptos, sino que vivan experiencias.”
Tenti Fanfani, E.




Actividades realizadas:
ü Revisión de actividad concerniente a la potenciación.
ü Planificación de actividades didácticas para su uso en el laboratorio de computación.
ü Aplicación de ejercicio evaluativo relacionado con la división silábica, hiatos, diptongos y triptongos.
ü Resolución de ejercicios matemáticos.
ü Orientación en el uso del compás en la elaboración de círculos y circunferencias.
     Esta semana aprendí… que las normas son formas de conducta que las personas conocen y, en general, respetan aún cuando no están escritas en ningún reglamento, por ejemplo, cuando se pide algo y se dice “por favor”. Sabemos que aprender en la escuela exige cierto orden y, si no se respetan algunas normas, el aprendizaje no se alcanza, pero ¿por qué la escuela es un ámbito en el cual se hace necesaria la explicitación de las normas? Y más aún, ¿Por qué existiendo dicha explicitación, cada vez nos encontramos con más dificultades de transgresión  de las normas?
     Promover la necesidad de respetar las normas representa para el docente una tarea compleja y, establecer límites es una relevante función educadora de los adultos. De seguro, muchos coinciden en que ejercer este rol requiere sabiduría, talento y sensibilidad para comprender que educar nunca podrá ni deberá confundirse con vulnerar los legítimos derechos de las personas y que, en el caso del niño, la necesidad de jugar, expresarse y equivocarse forma parte de sus demandas evolutivas vitales. En este mismo orden de ideas, pensemos si se trata de un concepto de carácter relativo, es decir, si varía con la edad, el contexto y los factores culturales y, si la escuela debe promover modelos de conducta. Recordemos alguna ocasión en le que hayamos prohibido algo a nuestros alumnos. ¿Logramos que así entendieran la diferencia entre portarse bien o mal? ¿O tan sólo aprendieron a temer?
     Invito a todos a reflexionar sobre cómo son los vínculos y las relaciones que el mundo de los adultos establece con los niños, insistiendo en la responsabilidad escolar de promover una educación centrada en valores, actitudes y derechos universalmente válidos.  
     Nadie está obligado a cumplir estas normas; sin embargo, si no se las adopta, se vuelve más difícil vivir y relacionarse con las demás personas.
Registro fotográfico:



Comenzando la jornada con un poco de ejercicio.

A la expectativa... ¿Cuál será el resultado de la prueba PADO?...

... Sin duda alguna muy bueno.


Dramatizaciones referentes al ahorro de energía...

 
.... Todos aprendieron y se divirtieron.


1 comentarios:

Dr. Hendry J. Luzardo M. dijo...

Hola Jesús, sin duda crear normas y para desarrollar buenos hábitos en nuestros estudiantes no es una elección sino un compromiso moral. Feliz semana

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