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Los calendarios muestran que andamos en el año 2011… Siglo XXI escuchamos por ahí… El tiempo es implacable y no se detiene… Y entre tantas, tantísimas evocaciones, en mi reminiscencia brilla una en especial. Se las confío: en aquellos lejanos días, cuando de niño soñaba en el pupitre, con ojos despiertos y dormidos, que en esta época que hoy nos toca vivir, andaríamos en astronaves rumbo a otros planetas… Que nos haríamos amigos de seres de distintas galaxias… Y sobre todo que viviríamos en un mundo donde la paz reinara... Aquella quimera, terminaba justo cuando escuchaba el espeluznante grito de la profesora que me despertaba para que prestara un poco de atención a la clase.

Este blog lo dedico a todas aquellas personas que tratan de convertir este mundo en un lugar mejor para vivir.


viernes, 28 de enero de 2011

Décima primera semana 27 y 28 de enero de 2011

“Nuestro mundo está lleno de problemas; para disponer de alguna posibilidad de resolverlos, debemos hacer el mejor uso posible de la inteligencia que poseemos. Tal vez, conocer la pluralidad de inteligencias y las múltiples maneras en que los humanos pueden manifestarlas sea un primer paso importante”.
                                                                           Gardner, H.
Actividades realizadas:
ü Orientación en la resolución de problemas matemáticos.
ü Aplicación de la prueba PADO.
ü Orientación en el uso del diccionario.
ü Discusión sobre las relaciones entre padres e hijos.
üActividades didácticas para reflexionar sobre los elementos necesarios en las relaciones familiares.
Esta semana aprendí… que las influencias mutuas entre docente y alumnos configuran la estructura del poder en el aula. Tener poder sobre alguien implica incidir en las conductas de esa persona. El educador puede decidir sobre la forma de hablar, de vestir y de comportarse de sus estudiantes, controlando actitudes, permitiendo y prohibiendo. No obstante, la educación es un diálogo que requiere confianza mutua. Los maestros necesitan confiar en la educabilidad de los niños y niñas a su cargo. Si no creen que sean capaces de transformarse, de reconstruir el conocimiento, de crear, de ser mejores personas, su tarea carece de sentido. De igual forma, cada niño y niña necesita confiar en quien le propone el riesgo de aprender, saber que va a contar con su apoyo y con su estímulo, que sus logros serán reconocidos y sus dificultades, aceptadas.
Muchas veces los alumnos nos sorprenden, hacen y dicen cosas que superan nuestras expectativas, encuentran caminos que no habíamos sospechado, demuestran cualidades ocultas a la vista. Sin embargo, para lograr la participación activa de los niños, es preciso partir de la plena convicción de que podrán realizar aportes significativos a la organización y gestión de una mejor convivencia; de lo contrario, limitaremos su rol por anticipado, impidiendo que tomen decisiones y vayan construyendo su autonomía.
El efecto de la confianza en las posibilidades es bien conocido, favorece el máximo alcance de su potencial humano; y también es notorio el efecto negativo de la falta de confianza. Si el entorno proporciona valores y modelos contrarios a los que propone la escuela para que los niños puedan incorporar las normas, es necesario confiar en los alumnos para que los modifiquen.

Registro fotográfico:
Practicando un poco para la evaluación PADO.



Alumnos de cuarto grado, sección "A"... "Esta evaluación es muy fácil".

Asi es la familia cuando no existe un relación sana entre sus integrantes... "Así parece un monstruo".

Ninguno se fastidia en la clase... todos son partícipes en cada una de las actividades.



1 comentarios:

Dr. Hendry J. Luzardo M. dijo...

Hola jesús, como siempre tus reflexionas son profundas y reales. Me alegra que reflexiones sobre la relación docente alumno, cualtivarla y ganarse la autoridad genera un equilibrio importante para el aprendizaje. Éxitos

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