Primera semana. 14 y 15 de Octubre de 2010

“Un maestro… una maestra…  Un verdadero maestro y una verdadera maestra, es quien pierde la comodidad de la costumbre”  

Actividades realizadas:

      Orientar a los niños y niñas en la ejecución de ejercicios para identificar la sílaba tónica en distintas palabras.

      Guiar a los niños y niñas en la construcción y clasificación de palabras, tomando en cuenta  la ortografía del acento.

      Aclarar dudas en distintas operaciones matemáticas.

       Revisión de cuadernos.

      Observación de prueba diagnóstica.

Esta semana aprendí… que la práctica educativa debe ser considerada como una ciencia que, como tal, trabaja con hechos provenientes de una realidad muy diversa, donde maestros y maestras, niños y niñas, tienen su propia narrativa interna, con una manera diferente de ver e interpretar el mundo que le rodea, cada uno con sus virtudes y defectos, cada quien tiene su propia historia personal, con esperanzas y temores, expectativas, decisiones y capacidades diferentes. Por lo tanto, el tiempo que le dediquemos a niños y niñas ha de ser cada vez más valioso, teniendo el valor y el carisma que nos permita acercarnos a ellos, bien sea para comprenderlo, despertarle la fe en nosotros, para enseñarlo a dudar de forma creadora, alentarlo para que pueda evitar la incertidumbre intelectual que tanto ha llenado este mundo y así enseñarle el poder más precioso que tiene el hombre, “la libertad de la conciencia”.

En este sentido, como docentes se nos presenta el desafío de llevar al aula propuestas de trabajo auténticas, genuinas y significativas, que atiendan la diversidad de pensamiento y, para ello, han de ser presentadas de modo tal que el alumno tenga la necesidad de utilizar un pensamiento mucho más divergente, sustentado además, el poder hacer, pensar, comprender, reflexionar, crear y recrear. De esta forma, generaremos nuevas formas de pensar, sentir y soñar, manifestando cada quien sus expectativas, rompiendo así, con los tópicos que nos impide crecer e identificarnos con nosotros mismos y con los demás, lo que nos ha convertido en bestias colosales movidas por la inercia del mundo.