"En la práctica diaria de cada maestro, subyace una concepción teórica: detenerse a pensar en ella es vincularse con la docencia desde la profesionalidad, el compromiso y la reflexión.”
Al hacer referencia a las tareas de aprendizaje que se estructuran para el abordaje de un contenido, estamos mencionando el momento en el cual, cada uno de nosotros, comienza a tener en cuenta algunos argumentos, que sin duda alguna, van a resultar básicos e indispensables para que el objetivo pueda cumplirse, haciéndose fundamental en este proceso, el pensamiento crítico del docente, pero aquellos docentes lo tenga poco desarrollado, poco podrá hacer para facilitárselo a sus alumnos.
Compartir el rol crítico con los niños, debe ser una tarea graduada, consciente, abierta y explicita. Es, en definitiva, promover en el aula el “pensar en voz alta”, “hacer públicos los razonamientos”, “exponer razones”, “justificar y argumentar decisiones”, “presentar analogías”. Por consiguiente, es fundamental que el docente se manifieste como modelo, que explicite y comparta diálogos, razonamientos, planificación, proyectos, errores y aciertos. Sólo así, lograremos conseguir aquellos que tanto anhelamos, un pensamiento de alto nivel.
Los estudiantes de hoy deben tener la oportunidad de analizar de manera crítica el acontecer escolar y sus contradicciones. De esta manera estaríamos dando a nuestros alumnos la posibilidad de resistir, cuestionar, contradecir, debatir y descubrir a partir de la experimentación, en un ámbito social que estimule la actividad instrumental, la interacción social y el trabajo cooperativo y significativo.
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